1. INTRODUCCIÓN
⌅La defensa de los reinos medievales requería una gestión de recursos muy cuidadosa por parte de sus soberanos1
Una de las funciones de los alcaides era la compra y la custodia de armas (Ferrer Mallol, 1998Ferrer Mallol, M. T. (1998): «Los castillos de la frontera meridional valenciana en el siglo XIV». J. A.Barrio Barrio y J. V.Cabezuelo Pliego (coords.), La fortaleza medieval. Realidad y símbolo. Actas XV Asamblea General de la Sociedad Española de Estudios Medievales. Alacant, Universitat d’Alacant – Ajuntament d’Alacant: 199-214.: 208-209). En las Partidas de Alfonso X (1807Las Siete Partidas del Rey don Alfonso el Sabio. Editadas porReal Academia de la Historia. Madrid, Imprenta Real, 1807.: II, 159, 2.18.11) existe una ley titulada «Cómo deben seer bastecidos los castiellos de armas», en la cual se ordenaba que los castillos tenían que ser dotados de hombres, viandas y armas. Las armas no solo debían ser las que el «el señor dexare hi en su almacen» sino que el alcaide también debía aportar cierta cantidad2
Las armas de almacén –en este caso del rey de Aragón– constituyen el sujeto del presente estudio. Es un tema sobre el que se han publicado diversas investigaciones, la mayoría realizadas a partir de inventarios sueltos de castillos. Este tipo de documentación constituye la principal fuente para el tema propuesto, aunque, por sí mismos, los inventarios no resuelven ciertos interrogantes que deben ser planteados: qué tipo de armas se almacenaban, en qué medida fueron cambiando durante la baja Edad Media, quién las compraba o con qué intención se guardaban. El artículo pretende dar respuesta a estas cuestiones a través de la documentación medieval emanada de las diversas instancias de la monarquía de la Corona de Aragón, en concreto, aquella relativa a uno de los principales castillos del reino de Valencia: el de Morvedre –actual Sagunt–.
El castillo de Morvedre tuvo un papel protagonista en los dos principales conflictos de la baja Edad Media valenciana: la Guerra de los dos Pedros y la Germanía. Esta implicación generó una multiplicación de detalles armamentísticos en las fuentes locales, hecho que ha permitido su análisis entre mitad del siglo XIV y el primer tercio del XVI. La elección del observatorio se justifica por la riqueza de sus fuentes documentales. En este sentido, se han utilizado los cuadernos que contenían las cuentas de la administración del alcaide local, que este enviaba anualmente al mestre racional, oficial encargado de fiscalizar las dieciocho bailías reales valencianas (Viciano, 2000Viciano, P. (2000): Els cofres del rei. Rendes i gestors de la batllia de Castelló (1366-1500). Catarroja-Barcelona, Afers.: 28). La bailía de Morvedre conserva una serie bastante completa desde 1392 hasta la Nueva Planta. En este artículo se ha empleado la documentación seriada disponible hasta el año 1522 mediante un vaciado sistemático en el cual se han extraído todas las menciones a compras de armas4
2. EL CASTELL Y LA VILA DE MORVEDRE
⌅La primera fortificación en el cerro del castillo de Sagunt fue el oppidum ibérico. Ocupaba la cima occidental del promontorio y su asedio en 219 a. C. por Aníbal causó su ruina y el inicio de la Segunda Guerra Púnica. Finalizada la conflagración, los romanos rediseñaron la ciudad. En la parte oriental del monte se construyó el foro, mientras que el espacio residencial de la civitas se ubicó en la ladera norte, adyacente al río (Martí Bonafé, 1998Martí Bonafé, M. A. (1998): El área territorial de Arse-Saguntum en época ibérica. València: Institució Alfons el Magnànim.: 114-122; Ferrer Maestro et alii, 2016Ferrer Maestro, J. J.; Oliver Foix, A. y Benedito Nuez, J. (2016): Saguntum y la Plana. Una ciudad romana y su territorio. Castelló, Diputació de Castelló.: 143-147; Aranegui, 2004Aranegui, C. (2004): Sagunto. Oppidum, emporio y municipio romano. Barcelona, Bellaterra.: 98, 111-113).
La conquista islámica de 711 significó la práctica despoblación de la ciudad romana. No obstante, sí que existía un ḥiṣn en el espacio anteriormente ocupado por el foro romano, mencionado por al-Rāzī en el siglo X e Ibn Hayyān en el XI (Catalán y de Andrés, 1974Catalán, D. y de Andrés, M. S. (eds.) (1974): Crónica del moro Rasis. Madrid, Gredos.: 37; Viguera y Corriente, 1981Viguera, M. J. y Corriente, F. (eds.) (1981): Crónica del califa ‘Abdarraḥman III an-Nāsiir entre los años 912 y 942 (al-Muqtabis V). Zaragoza, Anubar.: 245; Guichard, 1990Guichard, P. (1990-1991): Les musulmans de Valence et la reconquête (XIe-XIIIe siècles). Damasco, Institut Français de Damas.-1991Guinot, E. (ed.) (1991): Cartes de poblament medievals valencianes. València, Generalitat Valenciana.: t. I, 215-221, doc. 38). A partir de la proclamación del califato de Córdoba, el Estado fue capaz de dominar de manera efectiva todo su territorio y la alcazaba –ahora llamada Murbīṭar en árabe o Morvedre en catalán– se convirtió en el centro de un distrito cuyos efectivos militares estaban dirigidos por el qāʾid. El último antes de la conquista fue un militar llamado Abenhaço (Ibn Ḥasan?).7
El año 1238 Valencia fue conquistada por las tropas encabezadas por Jaime I. Murbīṭar pasó a formar parte del patrimonio regio, al cual se le aplicó la expulsión general de los musulmanes decretada en 1248, quedando prácticamente vaciado de habitantes (Torró, 2019Torró, J. (2019): «Expellere sarracenos. Expulsions, reassentaments i emigració dels musulmans del regne de València després de la conquesta cristiana (1233-1348)». F.Sabaté (ed.), Poblacions rebutjades, poblacions desplaçades (Europa Medieval). Lleida, Pagès editors: 71-103.: 78-83). Para acelerar la llegada de colonos cristianos el rey dotó a la villa de capacidad para constituir un consejo y un gobierno vecinal (Guinot, 1991Guinot, E. (ed.) (1991): Cartes de poblament medievals valencianes. València, Generalitat Valenciana.: 202-204). El privilegio instituyó la coexistencia en la villa de dos aparatos políticos: la bailía local y la universidad. El baile era el oficial de la Corona encargado de cobrar las rentas reales. En Morvedre, este cargo era asignado a la misma persona que ejercía como alcaide de la fortaleza. Por su parte, la universitat de Morvedre era la institución de administración y gobierno propia de sus habitantes cristianos (Bernabeu y Narbona, 2023Bernabeu Borja, S. y Narbona Vizcaíno, R. (2023): «Gobierno y sociedad urbana en el reino de Valencia: capital, ciudades y villas (1238-1479)». En la España medieval, 46: 85-106. 10.5209/elem.88039). De esta manera, el castillo era el espacio donde el rey ejercía su autoridad directa a través del alcaide, mientras que la villa se regía con cierta autonomía política.
3. EL IMPACTO DE LA OCUPACIÓN CASTELLANA
⌅En el contexto de la Guerra de los dos Pedros (1356-1369) Morvedre fue tomado por Pedro el Cruel el año 1363, convirtiéndose en el principal centro fortificado desde donde se organizaron los diversos intentos castellanos de conquista de Valencia. Pedro IV recuperó el control de la villa el 14 de septiembre de 1365, después de prácticamente dos años y un largo asedio (Sanahuja, 2021Sanahuja Ferrer, P. (2021): Un reino asediado. El impacto de la Guerra de los Dos Pedros en el reino de Valencia (1356-1369). Estructuras políticas, económicas y sociales. Tesis doctoral presentada en la Universitat de València Estudi General. Disponible en: https://roderic.uv.es/handle/10550/81457: 412). El 26 de septiembre, el rey estableció a Francesc de Vic como oficial encargado de la reparación, rearme y aprovisionamiento del castillo. En el cuaderno que envió al mestre racional dando cuenta de sus diez meses de gestión –hasta el 30 de agosto de 1366– se hace mención de las armas en tres secciones diferentes: un inventario de los bienes muebles que se encontraron en el castillo y en la villa una vez se expulsó a los castellanos, objetos comprados por el baile general y el portero del rey y, finalmente, un inventario realizado al finalizar su ejercicio (Tab. 1) (Faus, 2021bFaus Faus, M. (2021b): «Fornir los castells e vila de Murvedre. Las obras y el aprovisionamiento del castillo de Morvedre durante la guerra de Castilla (1365-1366)». Gladius 41: 137-151. 10.3989/gladius.2021.08: 139)8
En el primer inventario destaca la presencia de armas neurobalísticas. En el castillo y en la villa se encontraron dieciocho trabucos, mencionados en el segundo inventario como catorce ginys y cuatro brigoles. Eran máquinas de guerra de contrapeso fijo y honda. El uso de la palabra trabuco indica su gran tamaño de las máquinas, superior a un fundíbulo. Los ingenios eran las armas con mayor potencia de tiro (Cantos, 2017Cantos Carnicer, A. (2017): «El armamento y sus innovaciones en el Aragón de la segunda mitad del siglo XIV». Revista Universitaria de Historia Militar, v. 6, nº 11: 109-135.: 123). Por su parte, las brigoles serían armas más ligeras, que podían ser rotadas sobre su eje para cambiar la dirección del disparo (Monreal, 1971Monreal Tejada, L. (1971): Ingeniería militar en las Crónicas catalanas. Barcelona, Real Academia de Buenas Letras.: 20-21).
Por otra parte, se encontraron en el castillo diversas piezas de armadura: cincuenta corazas (defensa del torso), diez capellinas (craneal), una cuixera (muslos), una gambera (piernas), veinte gorgueras y veinte golerons (cuello)9
Las armas compradas atendían al modo de guerra que se debía llevar a cabo en acciones en mar o de defensa castral, donde la infantería tenía mayor protagonismo que la caballería. Se ajustan así al armamento propio de los peones, descrito al detalle en una carta enviada por Pedro IV a los jurados de Barcelona en 1368. Los ballesteros debían ir equipados con ballesta y gancho, un dardo, cuarenta y ocho virotes, casco y coraza o espalderas o jubete11
4. COMPRAS DE ARMAS ENTRE 1392 Y 1522
⌅El primer gasto en armas durante el siglo XV se realizó en 1430. Se trata de la reparación de tres bombardas, dieciocho corazas y veintiocho ballestas14
En estas reparaciones se documenta por primera vez la presencia de artillería con pólvora en la fortaleza: la reparación de tres bombardas realizada por un bombardero de Altea16
La siguiente adquisición data de 1442: 4 ballestas de acero17
Las piezas descritas componen un armamento típico del siglo XV, en el cual subsistían las ballestas y lanzas como armas principales, a la vez que irrumpía con fuerza el uso de artillería pirobalística. Son las características que, a una escala mucho más reducida, se hallan en un inventario de 1463 del castillo de Bétera. En la fortaleza, propiedad señorial de los Boïl, se guardaban 28 ballestas, 16 paveses, 6 lanzas, una espingarda, una çarabatana y una bombarda22
Las adquisiciones del alcaide de Morvedre permiten hacer cálculos sobre el coste del armamento de peones. En 1463 se compraron diez ballestas de acero por 270 sueldos, a razón de 27 sueldos cada una. También se compraron treinta lanzas por 153 sueldos, a 5 sueldos 1 dinero la unidad. Finalmente, se compraron 18 escudos, entre paveses y rodelas, por 156 sueldos, es decir, a unos 8 sueldos 7 dineros cada pieza, aunque seguramente tenían dos precios distintos. De este modo, aquel año costaba unos 13 sueldos 8 dineros armar a un escudado y unos 27 sueldos un ballestero, siempre teniendo en cuenta que las corazas y otras piezas de armadura –de las cuales no se han encontrado precios– serían los elementos más caros de las panoplias23
Los reducidos costos de las armas explican por qué una parte tan mayoritaria de la sociedad era capaz de acceder a su posesión. Entre mediados del siglo XIV y el XV los salarios de los trabajadores de la construcción eran de entre 2-3 sueldos diarios para peones, 3.5 para oficiales y 5 para los maestros. (Faus, 2021bFaus Faus, M. (2021b): «Fornir los castells e vila de Murvedre. Las obras y el aprovisionamiento del castillo de Morvedre durante la guerra de Castilla (1365-1366)». Gladius 41: 137-151. 10.3989/gladius.2021.08: 142-143; Hamilton, 1936Hamilton, E. J. (1936): Money, Prices, and Wages in Valencia, Aragon, and Navarre, 1351-1500. Philadelphia: Porcupine Press (reedición de 1975).: 273-280; Santamaría, 1966Santamaría, A. (1966): Aportación al estudio de la economía valenciana durante el siglo XV. València.: 163-165). Por tanto, comprar una ballesta nueva equivalía al salario de diez jornadas de trabajo de los obreros de menor rango y una lanza nueva al de dos. Este precio se reducía a entre medio y dos sueldos a la hora de comprar un pavés o una lanza en el mercado de segunda mano24
5. EL ARMAMENTO EN 1522
⌅La ausencia de conflictos armados locales durante el reinado de Fernando el Católico causó que la única munición adquirida se utilizase con fines pirotécnicos. Fue después de las conquistas de Málaga, en 1487, y de Granada, en 1492, victorias que fueron celebradas lanzando alimares desde el castillo25
El 18 de octubre de 1521 el virrey Diego Hurtado de Mendoza tomó el control de Morvedre y nombró nuevo alcaide y baile a Rampstón de Viciana, gobernador de la Plana y uno de los oficiales de mayor confianza del rey durante la rebelión (Pérez García, 2021Pérez García, P. (2021): «La Germanía en la villa de Sagunt y el Camp de Morvedre». P.Pérez García (coord.), Más allá de la capital del reino. La Germanía y el territorio valenciano: del Maestrazgo a la Safor. València, Publicacions Universitat de València: 109-150.: 142-144; Doñate, 1965Doñate Sebastiá, J. M. (1965): «Aportación al estudio de los Viciana». Saitabi, 15: 59-72.: 61-65). El primer inventario que aquí se analiza coincide con el momento en que Rampstón cedió el cargo a su sucesor Joan Salmes, procurador de Jeroni Pérez d’Arnal, el 30 de junio de 1522. Esta situación no se mantendría por mucho tiempo. El 9 de diciembre de 1522 el castillo pasó a manos de Andreu Gasull, lugarteniente del nuevo alcaide: Lluís Jeroni de Vila-rasa. Aquel día se realizó un segundo inventario por Joan de Sopenya, comisario del baile general del reino. Los dos documentos, separados cronológicamente por cinco meses, arrojan datos similares. Para facilitar el estudio se ha utilizado el primero, realizado el 30 de junio, por ser más detallado: documenta 433 armas, frente a las 381 del segundo27
El inventario enumera 81 lanzas y lanzones, 119 picas y 11 alabardas o bisarmas, un total de 211 armas de este tipo (Tab. 3). La mayoría se custodiaban en la iglesia del castillo, un pequeño templo dedicado a santa María Magdalena, dentro del cual se albergaba un retablo pintado de la titular en mal estado, una virgen con el niño de piedra y dos casullas con una cruz azul (Fig. 4)28
En resumen, en 1522 se podía pertrechar a un máximo de 95 hombres con protección corporal, cada uno de los cuales podría servir como piquero coselete, es decir infantería con picas largas y coraza pectoral. Aparte, también se podría armar a 82 ballesteros y 19 escopeteros sin protección corporal. De este modo, durante el siglo XVI era posible pertrechar aún a dos centenares de hombres, aunque peor guarnecidos, ya que el almacenamiento armamentístico se había reducido en un 62 % desde 1365.
El tipo de armamento ya no se compraba atendiendo a ordinaciones medievales, sino que corresponde al equipamiento de los tercios del XVI, compuesto por armas para piqueros coseletes, escopeteros y ballesteros (Albi, 2000Albi de la Cuesta, J. (2000): «Los ejércitos de Carlos V». Carlos V. Las armas y las letras. Granada, Sociedad Estatal para la Conmemoración de los Centenarios de Felipe II y Carlos V: 85-105.: 90-91). Este tipo de panoplia se halla también en un inventario del castillo señorial de Morón de 1552, con 376 coseletes, 684 picas, 10 alabardas, 14 ballestas y 187 escopetas (García Fernández, 2019García Fernández, M. (2019): «“Hizo muy grand ayuntamiento de gentes de guera”. Armas y pertrechos militares de la fortaleza Buenaventura en el castillo de Morón de la Frontera a mediados del siglo XVI». F.Edelmayer, D.Murcia Rosales, J. R.Molina, F.Toro Ceballos (coords.), Carolus. Primeros pasos hacia la globalización. Homenaje a José María Ruiz Povedano.Jaén, Ayuntamiento de Alcalá la Real: 147-158.). Cabe reseñar la similitud en el número de alabardas. Dichas armas, efectivas en las distancias cortas, eran usadas por las guardias personales de reyes y altos cargos militares como los maestres de campo de los tercios, los cuales solían contar con ocho alabarderos (Clonard, 1853Clonard, C. de (1853): Historia orgánica de las armas de infantería y caballería españolas desde la creación del ejército permanente hasta el día. Tomo III. Madrid, Imprenta Francisco del Castillo.: t. III, 149-159, 451-452). Así, las alabardas serían empleadas por los guardias del alcaide, aspecto que concuerda con cantidades de alrededor de una decena en ambos castillos.
6. USOS DE LAS ARMAS DE ALMACÉN
⌅Queda claro que en el castillo de Morvedre se albergaba una cantidad notable de armas de almacén. Ahora bien, ¿para qué? Los objetivos podían ser tres: su uso por parte de la población local, su almacenaje para ser transportadas a lugares donde se dieran necesidades bélicas o su empleo por parte de la guarnición.
La primera opción, es decir, la participación villana en la defensa de la fortaleza usando las armas de rey, no entraría dentro de los planes de los monarcas. Ya se ha mencionado que la conquista del reino de Valencia significó la incorporación de un país de ḥuṣūn. Muchos de ellos se convirtieron en centros jerárquicos de señoríos (Burns, 1987Burns, R. I. (1987): Moros, cristians i jueus en el Regne croat de València. València, Tres i Quatre.: 279-325; Torró, 1995Torró, J. (1995): «L’assalt a la terra. Qüestions sobre l’abast de la colonització feudal al Regne de València (1233-1304)». P.Sénac (ed.), Histoire et Archéologie des terres catalanes au Moyen Âge. Perpinyà, Presses universitaires de Perpignan: 317-338.). No obstante, en el realengo se tendió a substituir este tipo de defensas por otras mucho menos onerosas para los monarcas: las villas. Estas, dotadas de autonomía presupuestaria, permitían establecer colonos que llegaban en busca de tierras y buenas condiciones derivadas de los privilegios concedidos por el rey, quien, a su turno, conseguía poblar el territorio con cristianos preparados para su defensa. Así, muchos castillos quedaron en desuso, substituidos por pueblas amuralladas que implicaban una demanda mucho menor de hombres y armas costeados por la Corona (Torró, 2022Torró, J. (2022): «Las pueblas fortificadas en el reino de Valencia: poder real, frontera y articulación territorial». C.Laliena Corbera, J. M.Ortega Ortega y S.de la Torre Gonzalo (coords.), Arqueología y arte en la representación material del Estado en la Corona de Aragón (siglos XIII-XV). Zaragoza: Prensas de la Universidad de Zaragoza: 255-314.: 297-305; Johanek, 2015Johanek, P. (2015): «Seigneurial Power and the Development of Towns in the Holy Roman Empire». A.Simms y H. B.Clarke (eds.), Lords and Towns in Medieval Europe. The European Historic Towns Atlas Project. Oxford – New York, Routledge: 117-154.: 148).
El mantenimiento y pertrecho de los castillos que quedaron activos era costoso. Por ello las armas de almacén eran posesión del soberano y en ningún caso debían ser alienadas, aspecto que impedía su reparto entre la población (Partidas, 1807Las Siete Partidas del Rey don Alfonso el Sabio. Editadas porReal Academia de la Historia. Madrid, Imprenta Real, 1807.: II, 159, 2.18.11). En este sentido, en las Partidas se menciona el deber de los habitantes a defender sus castillos, sin mención al uso de las armas del soberano (1807Las Siete Partidas del Rey don Alfonso el Sabio. Editadas porReal Academia de la Historia. Madrid, Imprenta Real, 1807.: II, 164, 2.18.17). De hecho, en un documento sobre el armamento del lugar de La Bastida (Vallespir, Catalunya) se diferenciaba entre la força del lugar, es decir, los vecinos armados, de los hòmens: defensores del castillo cuyas soldadas pagaba el rey. Las armas solo eran usadas por estos últimos (Rodrigo, 2013Rodrigo Lizondo, M. (ed.) (2013): Col·lecció documental de la Cancelleria de la Corona d’Aragó. Textos en llengua catalana (1291-1420). València, Publicacions Universitat de València.: doc. 553).
La segunda explicación sería el uso del castillo como un centro logístico dedicado al almacenaje de material bélico. Los documentos en los que el rey ordenaba el traslado de armas eran habituales. En 1332, Pedro IV hizo trasladar a Valencia las almacenadas en Barcelona, con el objetivo de armar una flota (Rodrigo, 2013Rodrigo Lizondo, M. (ed.) (2013): Col·lecció documental de la Cancelleria de la Corona d’Aragó. Textos en llengua catalana (1291-1420). València, Publicacions Universitat de València.: doc. 315, 317). En algunas ocasiones incluso se documentan extravíos durante los trayectos (Rodrigo, 2013Rodrigo Lizondo, M. (ed.) (2013): Col·lecció documental de la Cancelleria de la Corona d’Aragó. Textos en llengua catalana (1291-1420). València, Publicacions Universitat de València.: doc. 526). Otro hecho habitual era el transporte de armas neurobalísticas, como las que se mandaron llevar de Valencia a Morvedre para asediarla durante la Guerra de los dos Pedros (Sanahuja, 2021Sanahuja Ferrer, P. (2021): Un reino asediado. El impacto de la Guerra de los Dos Pedros en el reino de Valencia (1356-1369). Estructuras políticas, económicas y sociales. Tesis doctoral presentada en la Universitat de València Estudi General. Disponible en: https://roderic.uv.es/handle/10550/81457: 403). Pese a los ejemplos mencionados, aunque la función de estas armas como «almacén» desplazable se daba, esta no era su función principal.
Las fuentes insisten en que la compra de armas de almacén tenía como objetivo la defensa de la fortaleza. De hecho, se solían producir ante la amenaza ocasionada por acciones de guerra cercanas31
Durante épocas de paz el alcaide de Morvedre contrataba normalmente a seis vigilantes permanentes: cuatro guaitas, un capdeguaita y un trompeta32
La invasión castellana del reino de Valencia cambió esta dinámica. Después de la recuperación de Morvedre en septiembre de 1365, Pedro IV apostó allí unos 90 hombres durante un mes (Faus, 2021bFaus Faus, M. (2021b): «Fornir los castells e vila de Murvedre. Las obras y el aprovisionamiento del castillo de Morvedre durante la guerra de Castilla (1365-1366)». Gladius 41: 137-151. 10.3989/gladius.2021.08: 139). Como ya se ha explicado, durante este mismo período Francesc de Vic dotó al castillo de un centenar de arneses, uno de paveses, otro de ballestas, 500 lanzas y 1200 dardos. Por cada pavés y ballesta se custodiaban 5 lanzas y 12 dardos, una proporción similar a la reflejada en documentos sobre galeras de la época (Cabezuelo, 2019Cabezuelo Pliego, J. V. (2019): «Armamento de galeras en las atarazanas de Barcelona para la campaña naval de 1359». R.Salicrú Lluch (ed.), Tripulacions i vaixells a la Mediterrània medieval. Fonts i perspectives comparades des de la Corona d’Aragó. Barcelona, Publicacions de l’Abadia de Montserrat: 35-54.: 42; Sanahuja, 2023Sanahuja Ferrer, P. (2023): «Estructura y condicionantes del gasto militar directo en la Edad Media. El reino de Valencia y la guerra de los dos Pedros como caso de estudio». Espacio, Tiempo y Forma. Serie III Historia Medieval, 36: 1141-1168. 10.5944/etfiii.36.2023.34394: 1153), así como también en un documento emitido por Pedro IV después de recuperar Calatayud, en el cual se obligaba a la villa a la compra y custodia en sus dos castillos de 80 lanzas, 300 dardos, 45 paveses, 55 corazas, 45 gorgueras, 40 ballestas y 4000 viratones (Fuente, 1880Fuente, V. de la (1880): Historia de la siempre augusta y fidelísima ciudad de Calatayud. Calatayud.: t. 2, 584).
Es evidente la existencia de cierta sistematización en la relación y cantidad de armas a la hora de pertrechar castillos o galeras basada, a su vez, en ordinaciones. En una de 1354 se establecía que, en cada galera debían embarcarse 237 hombres, así como 100 corazas, 120 paveses, 400 lanzas y 1000 dardos (Capmany, 1787Capmany de Montpalau, A. (1787): Ordenanzas de las armadas navales de la Corona de Aragón, aprobadas por el rey D. Pedro IV. Año MCCCLIV. Van acompañadas de varios edictos y reglamentos promulgados por el mismo rey sobre el apresto y alistamiento de Armamentos Reales y de particulares, sobre las facultades del almirante, y otros puntos relativos á la navegación mercantil en tiempos de guerra. Madrid, Imprenta Real.: 94, cap. XXXI)34
La multiplicación de armas de almacén a causa de la guerra fue seguida de un descenso notable una vez hubieron finalizado las hostilidades. En 1365 el castillo guardaba 1148 armas –sin contar los 1200 dardos–, mientras que en 1522 había 432, una reducción de un 62 % en la capacidad armamentística. Datos similares ofrece el apartado de artillería, con 20 piezas en el siglo XIV frente a las 11 bombardas funcionales del XVI. La invasión castellana provocó un rearme súbito de las fortalezas valencianas, sobre todo las cercanas a las acciones bélicas. Durante el siglo y medio siguiente las compras de armas fueron reducidas pero constantes. Así, se mantuvo un armamento ciertamente superior al del siglo XIII, pero casi dos tercios menor al de 1365. La notable disminución lleva a pensar que más de la mitad de las armas de 1365 serían fruto de la cercanía de la guerra. Por ende, la otra mitad estaría pensada para unos 100-150 hombres, número que sí casa con la guarnición de 90 ya mencionada.
La finalidad de las armas de almacén queda explícita en dos documentos referentes a Calatayud. Tras la recuperación de dicha villa de manos del rey de Castilla en 1371, se realizó un inventario de sus dos castillos. Como en el primer inventario de Morvedre en 1365, destaca la escasa presencia de armas. Solamente se encontraron ocho lanzas –cuatro de ellas incompletas–, virotes de ballesta, algunos paveses y armas de asedio (Cantos, 2016Cantos Carnicer, A. (2016): «Los castillos Mayor y Real de la ciudad de Calatayud en el año 1371 a la luz de dos inventarios del Archivo Real». Gladius, 36: 141-160. 10.3989/gladius.2016.0007: 159-160). Pocos años más tarde, en 1376, el rey y la villa firmaron un acuerdo en el cual el soberano admitía por escrito que durante la guerra se vio obligado a enviar la mayoría de las armas de almacén custodiadas en Calatayud hacia Molina, decisión que había causado la indefensión de las fortificaciones bilbilitanas35
La cesión de potestad señorial a los habitantes de una villa comportaba que, a cambio, estos tenían la obligación de defender sus murallas sin utilizar las armas del rey. Por esta razón fue habitual que los gobiernos urbanos incentivasen la adquisición de armas por parte de los vecinos (Faus, 2021aFaus Faus, M. (2021a): «El negocio de la guerra. Producción y comercio de armas en la corona de Aragón (siglos XIV-XVI)». D.Muñoz Navarro (ed.), Ciudades Mediterráneas. Dinámicas sociales y transformaciones urbanas en el antiguo régimen. València, Tirant lo Blanch: 135-150.: 136-137). En Morvedre el 85 % de la población poseía armas en 1348 (Faus, 2019Faus Faus, M. (2019): «“En defensió de la terra”: producción, mercado y consumo de armamento en las villas de la Corona de Aragón». La ciudad de los campesinos. Villas nuevas, pequeñas villas, villas mercado (XLVI Semana Internacional de Estudios Medievales. Estella-Lizarra. 16/19 de julio de 2019). Iruña, Nafarroako Gobernua: 395-406.: 396). En otras poblaciones se registran números similares durante el final de la Edad Media. En la Bisbal había un 3,4 % de personas desarmadas en 1438, cifra que aumentó hasta un 7,8 % en 1582 (Frigola, 2012Frigola Arpa, J. (2012): «Pagesos i vilatans de la Bisbal junts em el servei comú: la milícia municipal dels segles XIV i XV». Estudis del Baix Empordà, 31: 65-80.: 73-75; 2010Frigola Arpa, J. (2010): «El sotmetent de la Bisbal del segle XVI». Estudis del Baix Empordà, 29: 83-106.: 96-98). En Alcalá la Real, se documenta un 29 % de gente sin armas en 1540, mientras que, en Mallorca, la población armada rondaba entre el 69 % y el 93 % en 1515, dependiendo de la villa (Cano, 2019Cano Arjona, J. A. (2019): «La milicia local de Alcalá la Real en época de Carlos V». F.Edelmayer, D.Murcia Rosales, J. R.Molina, F.Toro Ceballos (coords.), Carolus. Primeros pasos hacia la globalización. Homenaje a José María Ruiz Povedano. Jaén, Ayuntamiento de Alcalá la Real: 37-48.; Faus, 2019Faus Faus, M. (2019): «“En defensió de la terra”: producción, mercado y consumo de armamento en las villas de la Corona de Aragón». La ciudad de los campesinos. Villas nuevas, pequeñas villas, villas mercado (XLVI Semana Internacional de Estudios Medievales. Estella-Lizarra. 16/19 de julio de 2019). Iruña, Nafarroako Gobernua: 395-406.: 397-398).
Estos paralelos también son muestra del cambio armamentístico acaecido durante el paso de la Edad Media a la Moderna (Parker, 1988Parker, G. (1988): The military revolution. Military innovation and the rise of the West, 1500-1800. Cambridge, Cambridge University Press. (2ª edición, 1996).: 17-18). La posesión de armas de fuego entre la población era habitual en el somatén de la Bisbal de 1582, en el que, de los 204 hombres movilizados, 110 acudieron con armas de fuego –arcabuces, pedreñales y escopetas– y 78 con ballestas (Frigola, 2010Frigola Arpa, J. (2010): «El sotmetent de la Bisbal del segle XVI». Estudis del Baix Empordà, 29: 83-106.: 96-98). Cuatro décadas antes, en 1540, a la milicia de Alcalá la Real se presentaron 524 vecinos: 19 con espada, 195 con lanza, 136 con ballesta, 22 con arcabuz y 152 sin arma alguna (Cano, 2019Cano Arjona, J. A. (2019): «La milicia local de Alcalá la Real en época de Carlos V». F.Edelmayer, D.Murcia Rosales, J. R.Molina, F.Toro Ceballos (coords.), Carolus. Primeros pasos hacia la globalización. Homenaje a José María Ruiz Povedano. Jaén, Ayuntamiento de Alcalá la Real: 37-48.). En otras palabras, existía un armamento personal persistente, mayoritario y actualizado. No obstante, que la mayor parte de la población estuviera armada no significa que poseyera una panoplia compensada, factor que explica los numerosos desastres bélicos de las milicias en las acciones bélicas tardomedievales y modernas (Prak, 2015Prak, M. (2015): «Citizens, Soldiers and Civic Militias in Late Medieval and Early Modern Europe». Past and Present, 228: 93-123. 10.1093/pastj/gtv030: 109-110, 122-123).
7. CONCLUSIONES
⌅De los razonamientos anteriores se concluye que las armas de almacén estaban pensadas para ser utilizadas por los hombres de armas del rey. Esto no quita que, en un caso determinado pudieran ser transportadas para otros usos. No obstante, los estudios al respecto distan de ser numerosos y profundos, aspecto que obliga a cierta cautela en las conclusiones, a la vez que confiere al tema posibilidades de futuro. La investigación debería continuar con inventarios u otras noticias relacionadas con la utilización de arsenales de la misma fortaleza –aunque de períodos posteriores (Mateu y Palomar, 1990Mateu Bellés, J. F. y Palomar Abascal, J. M. (1990): «Morvedre en una imatge del 1563». V. R.Rosselló, M. J.Teixidor, J. E.Chapapría, R.Sicluna, J. F.Mateu, J. M.Palomar, J.Piqueras, J. J.Gregori y F.Palanca, Les vistes valencienes d’Anthonie van den Wijngaerde [1563]. València, Generalitat Valenciana: 149-220.: 206-207)– y de otros castillos del reino como Xàtiva, Alzira o Cullera, así como algunos más fronterizos como Alacant, Biar, Caudete o Elda.
La segunda conclusión es la falta de proporcionalidad entre el reducido número de armas compradas por la bailía local y el registrado en inventarios. Se puede afirmar que la bailía no sería la única institución encargada de las adquisiciones, sino que los fondos también provenían de otras instituciones reales, como parece indicar la cesión de armas hecha por el baile general y el portero del rey en 1365. La tesorería real también participaría, como hizo a través de la administración de Francesc de Vic, durante la cual el grueso de los ingresos procedía del portero de la casa del rey37
En tercer lugar, el análisis realizado ofrece un observatorio detallado de la evolución armamentística entre la mitad del siglo XIV y el primer cuarto del XVI. Como cabía esperar, se ha podido constatar la substitución de la artillería neurobalística por pirobalística. De 20 máquinas de contrapeso se pasó a 10 bombardas y un arcabuz encabalgado. El otro gran cambio se dio en el armamento personal. Los paveses desaparecieron, pasando de 102 a 7, un 93 % menos. Las lanzas también perdieron protagonismo pasando de 503 a 81, una reducción del 84 % explicada por la aparición de las picas. En el ámbito de las armas arrojadizas, los dardos cayeron en desuso. Las ballestas siguieron siendo utilizadas, aunque con un descenso del 19 % que fue suplido por la introducción de escopetas. Las referencias a defensas de cuello, cabeza, muslos y piernas son inexistentes en el siglo XVI, mientras que las protecciones del torso, destacando la aparición de los coseletes, constituyen las únicas piezas de armadura existentes (Tab. 4). En síntesis, los datos evidencian un cambio armamentístico marcado por la mejora de la infantería y la introducción de artillería pirobalística que se produjo de forma generalizada en Europa entre el inicio de la Guerra de los Cien Años y la Edad Moderna (Rogers, 1995Rogers, C. J. (1995): «The Military Revolutions of the Hundred Years War», C. J.Rogers (ed.), The Military Revolution Debate. Readings on the Military Transformation of Early Modern Europe. Boulder – San Francisco – Oxford, Westview Press: 55-94.).
En cuanto al número total de armas, a principios del siglo XIV los castillos estarían dotados de cantidades reducidas, suficientes para su exigua guarnición (Ferrer Mallol, 1998Ferrer Mallol, M. T. (1998): «Los castillos de la frontera meridional valenciana en el siglo XIV». J. A.Barrio Barrio y J. V.Cabezuelo Pliego (coords.), La fortaleza medieval. Realidad y símbolo. Actas XV Asamblea General de la Sociedad Española de Estudios Medievales. Alacant, Universitat d’Alacant – Ajuntament d’Alacant: 199-214.: 209). El reino todavía no había sufrido ninguna invasión y se confiaba en el uso de las armas realizado por los primeros colonos cristianos para defenderlo. La Guerra de los dos Pedros evidenció la necesidad de proveer de más armas unos castillos poco equipados debido a los elevados costes que esto suponía. La puesta al día de las armas de almacén, aunque en lugares como Morvedre fue muy acusada por las numerosas acciones bélicas llevadas a cabo en sus cercanías, se mantuvo en el tiempo a partir de entonces, aunque con cierto descenso desde la gran guerra del XIV.
De este modo, la forma de armar castillos varió a partir de mediados del XIV. El temor a una invasión castellana produjo la multiplicación de las armas de almacén. El rey no podía contar solamente con las milicias urbanas, base del modelo militar implantado en el siglo XIII y sustentado por los cristianos de villas y ciudades. Estas personas, todas posesoras de armas, no eran tropas preparadas para los condicionantes de una guerra cada vez más sofisticada, que tendió a la contratación de ejércitos permanentes, profesionales y mejor pertrechados (Fernández de Larrea, 2012Fernández de Larrea Rojas, J. A. (2012): «Servicio militar obligatorio, profesionalización y creación de los ejércitos permanentes en Europa Occidental en la Baja Edad Media (siglos XIII-XV)». J. A.Fernández de Larrea Rojas, J. E.Gelabert González, D.González Cruz, C.Powell y H.de la Torre González, Guerra, paz y diplomacia a lo largo de la Historia. Valladolid, Universidad de Valladolid: 13-57.: 13-57). En paralelo, los arsenales custodiados por los reyes aumentaron desde el siglo XIV, proceso que se mantuvo debido a la revolución militar que se produjo durante la Edad Moderna (Parker, 1988Parker, G. (1988): The military revolution. Military innovation and the rise of the West, 1500-1800. Cambridge, Cambridge University Press. (2ª edición, 1996).). De hecho, este último período finaliza con el asalto a una fortaleza y el saqueo de las armas de almacén: la toma de la Bastilla (McPhee, 2002McPhee, P. (2002): The French Revolution. 1789-1799. Oxford, Oxford University Press.: 54). Dicho episodio da muestra de la magnitud que habían adquirido los depósitos armamentísticos, así como del recelo de los reyes respecto a su pérdida o uso por parte de la población.